Paseo en Moto Provocante

Kerido Blog:
Hace ya un día ke no escribía en tus paginas. Eso no puede ser, soy una niña muuuuuy mala,…



La verdad es que ha sido este fin de semana, en el que he estado desconectada, bueno conectada si, pero de otra manera jeje (ya me entendéis).

......... No se si me creeréis, pero me hoy me he puesto cashondisima, me he tocado como una loca leyéndo blogs, bufff me emosionaooo me he puesto supercashonda. Solo de imaginar esos relatos, me he puesto con la digital y con la cam y os dedico unas cuantas cosillas la verdad es que soy muy sorra, estoy descubriendo mi lao exibicionista, me inundo solo de pensar que os tocais la polla mientras me leeis.

Las veces que he tenido que dejar mí puesto de trabajo, ya sabeís que trabajo en un videoclub de Sevilla, para ir al baño a refrescarme, casi sin poder andar de lo mojadito que tenia el tanga.
- ¡Hola!

- ¿Sí?

- ¡Hola... Ana, eres tú?

- Sí, ¿quién eres?-

- Estooo, soy Antonio, un colega del curro del Carlos, (es el tio que sale conmigo), ¿te acuerdas de mí?..

-Mmmm... ¡sí!, que nos hemos visto estas vacaciones, eres el chico, moreno, con el pelo corto, alto, con los ojos color miel.

- Efectivamente, ya veo que te acuerdas.
-Oye, ¿puedo hablar con él?

- ¿con Carlos?

- Sí.

- Va a ser que no, no está. Ha tenido que arreglar unos asuntos familiares y este fin de semana me ha dejado en casa solita.
- Ah, qué lástima.

- ¿Por qué?

- No; es que como ya me contó hace tiempo que le encantan las motos, pues nada, resulta que me he comprado una y era para ver si le apetecía verla y darse una vuelta.

- Pues lo siento de veras, pero ya te digo que este fin de semana imposible.

- Ya.

- Bueno oye pues nada, que otra vez será. Me alegro de haber hablado contigo Ana, adi...

aunque, se me ha ocurrido ¿a ti te gustan las motos?

- Hombre, no sé, me dan un poco de miedo.

- ¿Quieres dar una vuelta en la mía?

- Ni hablar, me da miedo la velocidad, ¿no será una moto japonesa de esas que son una bala?

- Jajajaja ¡No! ¡Qué va!, es una Harley. Tiene mucho motor pero va tranquilita, mucho cromado, y a disfrutar del paseo y esas cosas. Además ya que la estreno asi presumo de tia con unos colegas.

- ¿Seguro?

- De verdad, te lo prometo. ¡Venga!, ponte unos vaqueros que en media hora te paso a buscar.
Yo te llevo una cazadora de cuero y el casco claro. Ya veras como te gusta.

- Está bien. Te espero.

- ¡Hasta ahora, Ana!

- Hasta ahora Antonio.

- ¡Hola Ana!

- ¡Hola Antonio, no has tardado nada!

- No; bueno... éste es el “trasto”. ¿Qué, te gusta!

- Es preciosa, pero entiendo poco de motos

- Me alegro de que te guste, ya verás cuando la montes.

Toma, ponte la cazadora y el casco.
Me alargó una cazadora y un kasco... aproveché para mirarlo de arriba abajo. Estaba bien la verdad

- Antonio...

- ¿Qué?

- Casi no puedo cerrarme la cazadora.

Como vereís la cazadorita que me trajo me venía muuuuuuy pequeña
Instantáneamente me ruboricé. Mis generosos pechos me hacían muy difícil abrocharse la prenda, y aunque intenté dar un toque de naturalidad al asunto, noté su perturbación me excitaba la situación, por lo que seguí trapicheando con los botones dejando que saliera un pecho. Espero que únicamente notase eso, porque casi inmediatamente noté que en sus pantalones algo cobraba una incómoda vida.
- Bueno no importa, Ana, hace calor y tampoco vamos muy lejos, con lo que tampoco es obligatorio que te subas la cremallera hasta el cuello.

- Vale, si tú lo dices...
Tras el apuro, llegó el momento de subir a la moto. La arrancó y me hizo el gesto de que subiera.
- ¡Vamos sube!

- Hace siglos que no monto en moto, ¿dónde me agarro?
- Tienes dos opciones, o pasas los brazos rodeándome la cintura, o te agarras al asidero que hay sobre el guardabarros trasero.
- Prefiero agarrarme a ti.

- Como quieras.

Por fin nos pudimos en marcha y respiré. Aunque el alivio duro muy poco. El traqueteo las piernas abiertas .....etc... Total que en cada semáforo se convertía en un suplicio para el me apoyaba generosamente en su espalda. Tampoco ayudaba nada que mis manos estuvieran instaladas a la altura de su pubis. Rezaba porque no me sucediera lo de la cazadora, porque evidentemente, no era lo mejor que notase entre mis manos su falo duro.
Tras aproximadamente tres cuartos de hora, encaminó la Harley hasta una especie de merendero en el que solía parar de vez en cuando con otros amigos moteros. Estacionamos la moto y nos bajamos, con la sorpresa de que como hacía mal tiempo, los bancos que casi siempre tenían gente, estaban vacíos.
- Bueno, qué Ana, ¿te ha gustado el paseo?

- Ha estado genial, pero no ha sido lo mejor.
- ¿A no, y que es lo que más te ha gustado?

En ese momento, se me escapó una sonrisa de esas que parecen un copyright exclusivo de las mujeres. Esas sonrisas que rinden al macho más seguro de si mismo y que presagian la perdición y la zozobra más absoluta. Se me escapó una mueca de nerviosismo en la boca, pero fue un arma muy endeble ante los propósitos de una mujer de bandera que por lo que se ve, tenía más claro que yo a qué había venido.

- ¿Te crees que soy tonta? ya he notado cómo me mirabas cuando me has dado la cazadora, y ya he comprobado qué ha pasado en tu pantalón cuando he fingido que no me la podía cerrar.
- ¿Qué has fingido qué?
- Hombre tengo unos buenos pechos, pero aunque con algo de esfuerzo me la hubiera podido cerrar.
- Ya, ¿y entonces?...
- Entonces...

Para entonces, me vine lentamente hacia el, salió mi lado zorra, y sin apartarme la mirada, puse la mano sobre la bragueta y apreté firmemente con la mano derecha.
- Mira, quiero mucho a mi marido pero desde que te vi el primer día siempre he tenido muchas ganas de hacer una cosa contigo. Era tan sólo una fantasía, como todas las demás que tengo, porque creo que nunca sería capaz de ponerle los cuernos, pero tú me has llamado y encima ya he visto cómo te has alegrado al verme, jejejeje...
Le bajé la cremallera de sus pantalones de cuero y meti la mano dentro del boxer. A esas alturas su polla ya estaba durísima y decidí que había que liberarla de tantas apreturas. Instantáneamente su capullo tomo aire y decidí recogerle el calzoncillo por debajo de los testículos, dejándolos al aire.

- Ya te imaginas Antonio lo que viene ahora ¿no?-
-Pero Ana, yo...
Fue lo único y lo último que acertó a decir. Le aparté la mirada, me recliné hasta situar mi cara frente a mi tranca erguida. Volviendo a buscar mis ojos, esbozó la enésima sonrisa de lujuria meti todo mi glande en la boca con lujuria estaba riquisimo. Estuve a punto de tirarle hacia atrás con moto y todo. Acaso acerté a echar la cabeza hacia atrás y a intentar controlar las pulsaciones del corazón, que amenazaba con fugarse del pecho. En los primeros envites no se saqué la polla de la boca. Subía y bajaba desde la punta hasta los testículos, y notaba como la lengua húmeda acompañaba desde el interior lo que los labios hacían desde el exterior.

Le estaba dando placer del bueno y por supuesto, también buscaba el suyo con aquella polla tan venosa y excitante.
Aunque usaba mi derecha para sujetarle el rabo, había colado su zurda por el prieto vaquero y embargada por el morbo, me masturbaba lentamente. En un momento dado, saqué la polla de la boca y tras meneársela un par de veces con elegancia, comencé a pasar la punta de la lengua por la base del glande, jugando con el frenillo. Alternaba las caricias en el capullo con unas mamadas en los huevos absolutamente deliciosas, y eso creo que terminó de volverle loco.... Ver a la sexy mujer de mi amigo saborear sus testículos era demasiado.

jejeje se que soy increíble, controlaba los tiempos perfectamente. Había notado como su capullo se expandía y se contracturaba sobre mi lengua, y sabía perfectamente que estaba aguantando lo indecible para no correrse aun.

!Le estaba haciendo la mamada del siglo!
- Y ahora viene lo mejor
-Oye ....ejem ejem Me gustaría que te que corras sobre mis tetas.

Por lo tanto me subi la camiseta blanca de algodón y deje los rotundos pechos al descubierto. Tras evacuar urgentemente la mano izquierda del pantalón, convoqué la derecha y con ambas manos, me sujeté los pechos, alzándolos hacia el cuello y ofreciéndoselos como una bandeja. Me aparté un poco para dejarle el sitio justo para ponerse de pie desde el asiento de la moto, y colocó el pene en la vertical sobre mis tetas. Despertó su mano derecha y rendido a su demanda, comenzó a masturbarse flexionando un poco las piernas para que toda mi leche impactara en las “dianas”.

- ¡Córrete!!

Yo estaba histerica y cachonda al máximo,

-¡Quiero ver toda tu leche sobre mi...vamos!

Dicho y hecho. Mientras seguía sonriendo, probablemente en esta ocasión, por la cara de estúpido que lucía en ese momento, una primera ráfaga de semen impactó en mi canalillo. Inmediatamente, comenzó a frotarse los pechos uno contra el otro, extendiendo la leche.

Una segunda descarga fue a parar encima del pezón derecho, y la tercera salva se me coló en la boca.
Exhausto y ya libre, se reclinó sobre el asiento de la moto. No había mudado la sonrisa pícara que me había presentado ya cuando me vino a buscar a casa. Mientras me frotaba el semen por todo el pecho, le dije:

- Me ha gustado mucho “tu moto”, pero no creo que me monte más. ¿Me devuelves a casa?

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